Para otra arquitectura popular
Esta es una vivienda para una familia sencilla, inteligente y feliz.
Sólo una casa de tres dormitorios para Pablo, Miguel, Sonia y Juan Antonio.
Él es investigador en técnicas de conservación de frutas y hortalizas frescas, ella profesora de secundaria de lengua y literatura española, Miguel y Pablo tienen 5 y 3 preciosos años respectivamente. Los cuatro pasan desde hace poco las tardes mezclando su vida cotidiana con la aventura de rematar su casa y su jardín.
La arquitectura que se favorece habitualmente en Escuelas, Revistas y Premios está, en nuestra opinión, demasiado centrada en la exaltación de la singularidad y la fotogenia. El ejercicio de la disciplina “talentosa” lleva demasiado tiempo ocupándose del efecto, la rareza o la novedad. Mientras tanto, las familias y las ciudades siguen sin sumergirse en un proceso de reajuste extensivo de su relación con los recursos paisajísticos, materiales y energéticos que las soportan.
El reto de la sostenibilidad medioambiental y social es tarde ya para abordarlo exclusivamente desde la acción extraordinaria, exige la entrada en carga de modelos de trabajo que incorporen coherentemente desde el inicio todos los asuntos, a la vez que se presentan abiertos a ser ajustados por los distintos usuarios habitantes, constructores y diseñadores que los manejen. La ciudad y el paisaje históricos se han construido por repetición de tipologías optimizadas para las condiciones del momento (modos de vida, estado de la técnica, disponibilidad de materiales..), maneras de hacer depurados y tranquilos que han sido una garantía de eficiencia.
Pues bien, creemos que en los últimos tiempos esta arquitectura popular ha sido despreciada en favor de una otra efectista y resultona que, a cambio de cierca originalidad, sacrifica, quizá incluso inconscientemente, grandes dosis de eficacia y hasta de belleza.
En nuestra opinión es urgente un cierto retorno a una arquitectura residencial tipológica popular, adecuada a las oportunidades, conflictos y deseos contemporáneos.
Nos interesa participar en la creación de una nueva arquitectura residencial popular, tipológica, adecuada a las oportunidades, conflictos y deseos contemporáneos. Un modo de hacer que fuera replicable de forma natural, sencilla, cotidiana; más natural incluso que la propia idea de versión, que parece individualizar tanto el producto original como su segundo; tan natural que pudiera ser convocada y recreada por familias y constructores sólo como “esas casas de toda la vida”.
En este ejercicio concreto de la Casa de la Tierra nos hemos apoyado en varios aspectos que permiten multitud de variaciones de desarrollo:
1. Una estructura de salas encadenadas con muros de carga perimetrales, que permiten vivir en un espacio fluido pero muy rico en diferencias y matices, conectando sin pasillos estancias y ambientes domésticos, a la vez que permiten una sección escalonada para optimizar el uso de la luz natural y la relación de la casa con la parcela y el paisaje.
2. Un modelo integrado del bioclimatismo y lo espacial-vivencial, a partir de una torre de refrigeración y calentamiento (hogar de leña) en el corazón de la vivienda y una serie de chimeneas solares en su perímetro (ver memoria de la sostenibilidad)
3. Una propuesta constructiva y material basada en técnicas tradicionales sencillas y económica, a la vez que capaz de incluir componentes ecológicos casi para su totalidad, según el deseo de los propietarios (ver memoria de la sostenibilidad).
4. Un tratamiento del agua (reciclaje para riego) y la jardinería (variada, autogestionada y autóctona) coherente con el paisaje cultural y climático del lugar específico.