La arquitectura
Estamos convencidos de estar viviendo en el umbral de una extraordinaria transformación de nuestra disciplina, de una reorientación técnica, ética y estética que trata de responder, como es su bendita obligación, a un nuevo universo de problemáticas entre las cuales, además de las derivadas del lógico, y por lo tanto no novedoso, ajuste sociológico y cultural de cada época, emerge, y esta sí es imprevista y “ grave ”, la medioambiental, que casi nos obliga a dar un paso atrás y, para no dar nada por sabido, redefinir la arquitectura en nuestras aulas como “la intervención humana en el medio ”, y hablar de recursos, tiempos, procesos…
No sólo nuestro compromiso, sino nuestra ilusión, es participar de este momento histórico aunque tenga que ser medio a tientas, balbuceando todavía. En este sentido, estos dibujos son, más que un diseño cierto o final, el esfuerzo por ganarnos la oportunidad de perseguir ese diseño en condiciones de menor aislamiento. La arquitectura que nos apetece hacer, aun apoyándose en sistemas o materiales constructivos conocidos, como un suelo bastante neutro de baldosín de mortero, una estructura de pórticos y cerchas metálicas, y una mínima pero muy extensa cubierta trasparente de policarbonato minionda, por ejemplo; los propone como un soporte para un organismo de complejidad y capacidad de maravilla superior, altamente dependiente, en sus virtudes o carencias, de los factores humanos (jardinería) y naturales (recogida y almacenamiento de agua para riego) que pretende gestionar a partir de su puesta en marcha.